La boda en Madrid de Belinda y Jorge se celebraba en un bonito castillo, y Belinda llegaría a la iglesia en un carruaje de caballos. Todo sonaba muy bien. Pero creo que nada de eso importó. Lo verdaderamente importante fueron la ilusión, la alegría, la complicidad, las miradas y los gestos de amor de la pareja. Como fotógrafo me gusta capturar todas esas emociones, esos momentos. Estar ahí dejando que todo fluya con naturalidad, y ser testigo privilegiado de su particular historia.