Este año, aparte de fotografía, he hecho también algunos vídeos de boda. Eso me ha permitido ver cómo trabajan otros fotógrafos. Aunque sé que otros tienen otros estilos, no deja de sorprenderme lo que veo.
Me sorprende ver a los novios dirigidos en sus casas por los fotógrafos. Veo a los novios y sus familiares totalmente pendientes de los fotógrafos, que dicen dónde tienen que colocarse, quién les tiene que ayudar a colocarse cada prenda, y todo lo que tienen que hacer en cada momento. Yo cuando voy a casa de los novios lo primero que les digo es que estén a lo suyo, que yo me dedico a hacer fotos. Así, los novios y la familia están relajados y hacen lo que quieren. Es todo mucho más natural. Y las fotos son más auténticas.
Me sorprenden también las sesiones maratonianas de pareja. He estado en sesiones de pareja del día de la boda de más de 2 horas. ¿Cómo perder tanto tiempo haciendo fotos en un día tan importante? No lo entiendo.
Me sorprende también el tiempo dedicado a hacerse fotos con los invitados, que a veces es excesivo. No es culpa exclusiva de los fotógrafos, pero éstos muchas veces también lo fomentan (o lo organizan): fotos con todos los invitados después de la ceremonia, fotos otra vez con todos los invitados en el convite… y al final me doy cuenta de que en total se han ido 2 horas en hacerse fotos con los invitados.
Y no es sólo el fotógrafo oficial. Además muchos invitados hacen ellos mismos más fotos con los novios.
Creo que es una dedicación excesiva y exagerada a las fotos. ¿Tiene sentido perder tanto tiempo haciendo fotos el día de tu boda? ¿o estar pendiente del fotógrafo para ver dónde te coloca o que te diga qué tienes que hacer? Algunas parejas parece que se casan sólo para hacerse fotos, o hacen que sea la actividad principal del día. Sí, me sorprende.
A mí me gusta más hacer fotos de lo que hay, pero sin intervenir, sin pedir abrazos para «hacer la foto», sin pedir poses, sin organizar cada momento. Creo que el fotógrafo y en general las fotografías no deben ser protagonistas en la boda. Los protagonistas deben ser otros.
He escrito una pequeña guía para los que buscan fotógrafo de bodas.
A la hora de elegir un fotógrafo de bodas creo que hay que tomar las siguientes decisiones:
1. Decidir cómo de importantes son las fotos de tu boda. Para algunas personas las fotos son muy importantes, y quieren un gran artista/profesional detrás. Otros simplemente quieren un recuerdo, pero no le dan mayor importancia al asunto. Si eres de estos últimos, hay opciones muy baratas de fotógrafos que están empezando, o de aficionados a la fotografía que se dedican los fines de semana a hacer bodas.
2. Dedidir si quieres preboda, postboda, fotos en casa de los novios, en el convite… Cada fotógrafo de bodas es particular y ofrece algunas cosas y otras no, aunque también son muchos ofrecen diferentes opciones.
3. Dedicir si quieres tener álbum o no, y si querrás que te entregen en un CD todas las fotos que se han hecho, o sólo las que aparecen en el álbum. Muchos fotógrafos sólo entregan las fotos del álbum. O entregan el resto de fotografías sin retocar, tal cual han salido de la cámara.
4. Decidir (y distinguir) el estilo de fotografía que te gusta. Hay fotógrafos clásicos, que suelen pedir poses, muchas de ellas mirando a cámara, y que por lo general hacen pocas fotos, pero buenas. Suelen fijarse en los momentos clave, y es ahí donde hacen bien su trabajo. Es frecuente que entreguen pocas fotos. Hay otros fotógrafos que son más del estilo llamado «fotoperiodismo», esto es, hacen muchas fotos de todos los momentos de la boda. No suelen pedir muchas poses (o ninguna) y entregan muchas fotos.
5. Esto tiene mucho que ver con el punto anterior, pero también hay que decidir si quieres las fotos de pareja con posado o sin posado. Las fotos con posado bien hechas son muy bonitas y espectaculares porque están más preparadas. Los novios se convierten en modelos por un día. Las fotos se suelen entregar muy retocadas y los dos salen muy guapos. Las fotos sin posado son más naturales y espontáneas. Por lo general no son tan bonitas, aunque también pueden serlo. Y tienen un retoque muy sencillo. Pero resultan más románticas y pueden tranmitir sensaciones, porque son más auténticas.